Por: Dra. Omaira González Martín
Se publicó en el periódico El Día el 12 de Diciembre de 2022.
En un artículo anterior titulado “Muerte en la aldea del Sistema Solar” les contaba que vivimos en una aldea, cuya baja densidad poblacional hace del vecindario solar el sitio ideal para albergar la vida. El vecindario del centro galáctico es mucho más denso, más parecido a una ciudad con sus bloques de edificios. En el centro hay mucho gas, una enorme cantidad de estrellas y el agujero negro supermasivo. En torno a los tres años-luz centrales hay miles de estrellas. Esta distancia es menor que la distancia a la que está la estrella más próxima a la Tierra actualmente, que se conoce como Próxima Centauri.
Estas estrellas están acompañadas por enormes nubes de gas a altísima temperatura que emiten una gran cantidad de rayos-X. El centro galáctico en rayos-X se asemeja a una fiesta con fuegos artificiales. Si estuviéramos ahí, tendríamos radiografías gratis durante toda la vida y aumentarían drásticamente las posibilidades de desarrollar cáncer.
De entre todas las fuentes emisoras de rayos-X, me preocuparía toparme con un objeto llamado el Gran Aniquilador. Está compuesto por una estrella que está donando masa a un agujero negro de unas decenas de veces la masa de nuestro Sol a través de un disco. Las capas del disco, por rozamiento, se calientan a temperaturas que producen una fuerte emisión en rayos-X. También es un fuerte emisor de rayos Gamma y radiofrecuencias a través de unos chorros de partículas. Si llegáramos a estar cerca de esta fuente, la fuerte emisión en rayos Gamma y en rayos-X nos mataría. Y si la Tierra estuviera a una distancia menor a dos veces la distancia entre la Tierra y el Sol, nos caeríamos dentro del agujero negro estelar del Gran Aniquilador.
Si conseguimos sobrevivir a todo esto, llegaríamos al agujero negro supermasivo de nuestra Galaxia, llamado SgrA*. Contiene unos cuatro millones de veces la masa de nuestro Sol en un espacio menor a la órbita de la Tierra respecto al Sol. Aún en ese entorno hay estrellas, gracias a que estas se mueven a velocidades endiabladas. El seguimiento de estas estrellas es lo que ha permitido a los astrónomos calcular la masa del agujero negro central y corroborar su existencia. Esta hazaña fue galardonada con el premio Nobel de Física en 2020 para Reinhard Genzel y Andrea Ghez. Esto fue en realidad mitad del premio, siendo la otra parte del premio de Roger Penrose, quien aportó las bases teóricas de la formación de agujeros negros a través de la Teoría General de la Relatividad.
Si nos acercáramos lo suficiente a SgrA*, lo que veríamos en radiofrecuencias es lo que se conoce como el horizonte de eventos. En realidad el horizonte de eventos no se puede ver, lo que vemos es una región central llamada “sombra” que está rodeada por una estructura de anillo de gas brillante, siendo este la última señal de materia que podemos ver alrededor del agujero negro supermasivo.
¿Qué pasaría exactamente a un objeto que se encontrara cerca de uno de estos gigantes masivos? A este fenómeno se le conoce como evento de disrupción de marea. La atracción gravitacional producida por el agujero negro hace que el objeto se alargue debido a la diferencia entre la fuerza que siente del lado próximo y alejado de la estrella respecto al agujero negro.
Desde la Tierra se puede detectar el fenómeno por la llamarada de energía que se produce cuando la estrella se destruye. Así detectaron el evento AT2019qiz, que ocurrió en una galaxia espiral a 200 millones de años-luz de la Tierra y fue detectado en 2019. Encontraron que, en el momento que ocurrió este evento, la mitad de la masa de la estrella fue devorada por el agujero negro a la vez que se lanzó un viento desde las partes centrales. La masa de esta estrella es similar a la de nuestro Sol y el agujero negro supermasivo de esta galaxia tiene una masa similar a la de SgrA*, por lo que se parece mucho a lo que le ocurriría a nuestro Sol si se acerca peligrosamente al agujero negro supermasivo.
¿Y después qué? Existe la teoría de que en realidad los agujeros negros supermasivos son la puerta a otros Universos. Son puertas sin retorno porque todo lo que los atraviesa no puede volver a salir. Es lógico pensar que si podemos ir a otro Universo a través de un agujero negro supermasivo, otros podrían acceder a nuestro Universo a través de uno de ellos. Pero como nada puede escapar, ¿sería posible que nuestro Universo estuviese atrapado en un agujero negro?