Crítica, ironía y humor en los centros de las galaxias

Por: Dra. Omaira González Martín

Se publicó en el periódico El Día 5 de Febrero de 2024

En España, quizás una de las fechas más reconocibles a nivel internacional es su Semana Santa. Sin embargo, en Canarias las semanas más devotas y fervientes comienzan unos cuarenta días antes y son el Carnaval. Yo soy seguidora de las Murgas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, cuyo concurso concluyó hace algo más de una semana. No importa a qué parte del mundo me haya llevado mi profesión, nada puede lograr que me pierda la final de las murgas. Las he visto desde Inglaterra, Grecia y, desde hace unos años, desde México.  

Leyendo un poco las críticas hacia el concurso de este año, me llamó la atención el debate acerca de que falta humor o ironía en las murgas. Curiosamente hay quien critica que las murgas critican demasiado. Estoy de acuerdo en que la crítica, ironía y humor deben estar presentes en una buena murga. Sin embargo, no veo cómo eso no lo cumplen todas las murgas porque no creo que ningún canario pueda vivir sin alguno de estos tres ingredientes. Hasta la ciencia para mí es crítica, ironía y humor. Déjenme que se los demuestre.  

Me dedico profesionalmente al estudio de los centros de las galaxias cuando estos se encuentran arrastrando material al agujero negro central. Me interesa conocer cuánto material hay en las partes centrales y cómo se distribuye, porque este es imprescindible para entender cómo crecen los agujeros negros. Por muchos años, los científicos pensamos que este material estaba distribuido en una especie de dónut gigantesco que ocultaba a las partes centrales. Este dónut se creía necesario para explicar que algunas fuentes estaban oscurecidas y otras no, dependiendo de si atravesamos el dónut o teníamos la suerte de ver a través de su hueco. 

No tengo que convencerles que la ciencia es crítica y eso pasó factura a este esquema hace ya una década. Muchas fueron las voces científicas que comenzaron a reclamar la muerte de este paradigma de enorme dónut. Sin embargo, una parte de la comunidad comenzó a proponer que en realidad este material se encuentra principalmente asociado a un viento lanzado desde el centro de las galaxias. Digamos, para que nos entendamos, que fue la muerte del dónut pero la imposición del viento. Pero como buena canaria, mi grupo ha sido crítico con esta teoría alternativa. Si todo es un viento que expulsa material del centro, ¿qué produce la alimentación del agujero negro? y ¿qué produce el oscurecimiento que vemos para algunos núcleos? 

Se preguntarán también por qué no hacemos una imagen con un potente telescopio de estos centros a ver dónde está este material situado. La realidad es que las galaxias están muy lejos y lo que queremos ver es tan pequeño y débil que una imagen ha sido hasta ahora imposible. Solamente tenemos pistas indirectas que no son concluyentes. 

Este problema puede ser resuelto mejorando los telescopios e instrumentos y un ejemplo de ello es el satélite James Webb Space Telescope. Después de dos años de observaciones de este satélite, el grupo que busca estos vientos de material, no parece encontrarlos. Pero ahí es cuando llega la ironía porque entre las observaciones que ha analizado mi grupo sí parece que este viento existe para una galaxia cercana. Nos toca a todos retractarnos porque ni todos tienen viento ni tampoco es que no existan en ninguno. ¿No les parece gracioso que los que los buscan no parecen encontrarlos y los que no apoyaban su existencia, se los encuentran sin querer? Acepto mi hallazgo con humor, como buena canaria. 

Lo que parece es que un viento quizás sí juega un papel importante en algunas fases de la evolución de los núcleos, pero en otras realmente no parece estar presente. Seguiremos observando con el satélite James Webb para entender en qué ocasiones ocurre y cuál es el motivo. 

Uso mi espíritu crítico, me encanta la ironía y vivo con humor en cada aspecto de mi vida. Si me aceptan el consejo, hagan lo mismo y dejen de discutir si las murgas tienen o no la perfecta combinación de crítica, ironía y humor. No puede ser de otra manera porque viene en nuestro ADN canario.